En primer lugar debemos definir de cuantas cuerdas queremos el banjo y para hacer que tipo de música (ver notas más abajo).
En segundo lugar, algo definitorio al momento de calcular cuan bueno es el instrumento es observar la caja de resonancia. En un instrumento de baja calidad seguramente será de metal. En un instrumento bueno será de madera. Esta diferencia es sustancial en cuanto al sonido del instrumento. Si tiene caja de resonancia metálica, ese banjo NUNCA sonará bien, aún cuando intenten mejorarlo cambiando el puente o renovando las cuerdas o el parche. Esos banjos no tienen tampoco el "tone ring", esto significa que el parche asienta directamente sobre el metal de la caja de resonancia. En los banjos buenos, el "tone ring" es una pieza circular de metal que está colocada entre la caja de resonancia de madera y el parche y proyecta el sonido hacia adelante. Como si fuera el jamón de un sandwich.
En tercer lugar ver si el parche no está dañado, roto, agujereado o marcado. En argentina los parches de banjo no se consiguen facilmente (hay que mandarlos a pedir con la medida exacta y tardan bastante en llegar), de manera que si bien el mismo parche puede durar muchísimos años, lo cierto es que al momento de comprar un instrumento lo mejor será que esté en condiciones.
En cuarto lugar el puente. Muchos instrumentos viejos vienen con puentes muy chicos, o que no son los originales, gastados o agrietados. Lo ideal es el puente de madera dura y de tres patas.
En quinto lugar, observar que los tensores internos (los que atraviesan la caja de resonancia) no estén rajados (si son de madera) o sueltos (si son los metálicos roscados). De todos modos esto último tiene solución.
En sexto lugar las clavijas. Si son muy viejas tienden a desafinarse fácilmente, pero puede solucionarse el problema suplantándolas por nuevas. No es tan complicado.